Hablar del Balneario de Ledesma es adentrarse en la historia del termalismo y las primeras técnicas de salud por agua desarrolladas en la Península Ibérica. Con dos milenios de tradición, el actual complejo termal se asienta sobre el espacio en el cual los historiadores creen que, primero romanos y más tarde la España árabe, habilitaron a pie de manantial los primeros establecimientos para explotar con baños y curas un agua cuya surgencia mana desde una canalización subterránea cuyo origen geológico, es lejano en distancia y misterioso en origen. Ese recorrido bajo tierra, de muchos kilómetros, entre cauces y rocas, es el que permite que a través de filtrados naturales, el agua se cargue de minerales extraordinarios para la salud. Un proceso que los especialistas consideran que puede durar años, aportando una singularidad que convierten al Agua del Balneario de Ledesma en única.
Al igual que hoy, al pie mismo de la surgencia del manantial, los ancestros establecieron las primeras piletas, una espacio en una magistral orilla en la dehesa del Tormes, protegido por el cerro, y entonces concurrido por ser el paso de uno de los viejos tramo de calzada de la primigenia Ruta de la Plata que, paralela al río Tormes, conducía el transporte entre la Villa Medieval de Ledesma y la Monumental ciudad de Salamanca, a 9 y 25 kms de los Baños de Ledesma, respectivamente.
UN POCO DE HISTORIA
Orígenes: Fue en Hispania, en época romana, cuando se cree se empiezan a explotar los Baños de Ledesma como un establecimiento de salud e higiene, en tiempos de Marco Aurelio y concluyéndose en tiempos de su hijo el emperador romano Commodo (emperador Lucius Aurelius Commodus del siglo II), según las monedas encontradas dentro de un arca, en el depósito de las aguas minerales en 1709. En 1883 con otras obras se descubren hasta seis sepulturas romanas, con una moneda romana en todas ellas. Esto parece evidenciar la existencia de termas romanas en el lugar de los baños. Por otro lado Baños se hallaba asentada en la calzada romana que comunicaba Salamanca con Ledesma, muy cercana a la Calzada de la Plata.
Por las ruinas, restos y estudios sobre el terreno efectuados a lo largo de la historia, se cree que los romanos montaron una piscina natalis de 960 pies cuadrados, con cinco pilas subalternas, comunicadas y dentro de un edificio suntuoso, según recoge José López en un estudio de 1885.
En la época árabe la piscina termal central fue inferior, de 693 pies. De esta época data el aljibe donde se ubica el actual jacuzzy pertenece a esta época.
939 Ramiro II de León manda repoblar los Baños por su carácter estratégico y su servicio salubre.
1164 Fernando II de León concede a la iglesia de Salamanca la villa de Baños, como villa termal.
En la Baja Edad media tuvieron mucha importancia ya que la villa contó con un Arciprestazgo (sínodos de 1411 y en especial el de 1497 que recoge en acta notarial la participación del Archipreste de Vaños.). El médico de los Reyes Católicos, don Fernán Álvarez de la Reina, recomienda las Aguas en estos Baños por su poder curativo. La Comarca de Ledesma es entonces un feudo de gran peso en la Castilla de Isabel La Católica: Cabe destacar que cuentan las crónicas que pocos años antes de esta fecha, muy cerca del Balneario de Ledesma, en la llamada Hacienda Zorita, gestionada entonces (1487) por dominicos, Cristóbal Colón acudió para participar en las históricas Conferencias de Valcuevo, en las que Colón convenció a Fray Diego de Deza, Prior de los Dominicos y confesor de la misma Reina Isabel la Católica, y a los profesores dominicos de la Universidad de Salamanca sobre la viabilidad de la nueva ruta hacia las Indias. Y les convenció! fraguándose en nuestra comarca uno de los acontecimientos más determinantes de la Historia de la humanidad: el descubrimiento de América.
Parece ser que hasta el siglo XVIII los Baños de Ledesma funcionan, pero la propiedad no esta clara: El Fuero de Ledesma, en el capítulo De las fuentes antiguas, dice: Fuentes antiguas e poços antiguos sean de conceyo, e non los cierre nadie.
El insigne Diego Torres de Villarroel, fue tal vez el escritor más relevante de su tiempo, poeta, dramaturgo, médico, matemático, sacerdote y catedrático de la Universidad de Salamanca, sitúa de nuevo al Balneario de Ledesma en el mapa de los centros de salud por agua de España con un estudio científico dedicado en exlcusivo a sus aguas y tratamientos.
En el siglo XIX es la nobleza burguesa, de la mano del Duque de Valencia, quien se hace cargo del Balneario y encarga de hacer florecer los Baños de Ledesma proliferando los informes, pequeños estudios y compendios bibliográficos hidrológicos.
Fueron dueños antiguos identificados (Hemeroteca ABC): los Duques de Valencia-Conde de la Cañada (de 1868), su tercer Duque gentil hombre de Alfonso XIII, José María de Narváez y del Águila, fallece dejando como heredera del Balneario a su mujer, María Luisa Pérez de Guzmán el Bueno y Gordón, duquesa viuda de Valencia y posteriormente a su hijo José María Narváez y Guzmán el Bueno (fallece el 14 de julio de 1941, y se le dedican misas especiales en el Balneario). Y posteriormente, su hija Doña Luisa María Narváez, tutelada inicialmente por su madre María del Carmen Macías y Ramírez de Arellano (hija del Teniente General Español, Manuel Macías, Gobernador de Puerto Rico. Esta familia se apoya para su gestión en arrendatarios, en concreto, durante muchas décadas, en la empresaria Ramona Falcó, que lo explota desde finales del XIX, con José Martos Roldán como Administrador y varios Directores Jefes Médicos de Baños, entre ellos Hipólito Rodríguez Pinilla, padre de la Cátedra de la especialidad médica en Hidrología en España..
En 1931 se declara Monumento Histórico Artístico perteneciente al tesoro Artístico Nacional.