La Villa de Ledesma, en Los pueblos más bonitos de España desde 2018

Desde el 1 de enero de 2018 la Villa de Ledesma ostenta con orgullo el título de “Pueblo más bonito de España“. Su riqueza patrimonial y su privilegiado entorno natural le han valido la entrada en el selecto club de Los Pueblos más bonitos de España. Ledesma está a tan sólo 9 kms de nuestro Balneario y a 35 kms de la Monumental Salamanca y sobran los motivos para hacerse una escapada y practicar el “turismo de cercanía”.

Balneario de Ledesma PLANO DE LA VILLA DE LEDESMA

 

 

Una naturaleza de ensueño

El río Tormes parece haber trazado la línea sobre la que se asienta la villa de Ledesma. A su vera y creando una paisaje de ribera único deja además a su paso construcciones propias de la “arquitectura del agua”, que hoy son el centro de todas las miradas que recorren las rutas de senderismo. Y si el Tormes marca el paso, la dehesa salmantina aporta serenidad al paisaje de Ledesma.

Dehesa y ribera son los escenarios principales de las propuestas de ocio y tiempo libre que oferta Ledesma: senderismo, recorridos BTT, escalada, piragüismo, descensos, etc.

Hospital San José.

Un patrimonio para “encontrarse”

La villa ledesmina fue declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico, en 1975. Además cuenta con cuatro importantes recursos patrimoniales declarados individualmente Bien de Interés Cultural: la iglesia de Santa María la Mayor, el Puente Mocho y los restos de la calzada romana de sus extremos, la iglesia románica de Santa Elena y la Fortaleza.

Uno de los logros turísticos de Ledesma es la ruta urbana autoguiada que recorre el casco antiguo y que ofrece al turista un apacible y tranquilo paseo por este entramado medieval.

El visitante hallará en Ledesma un castillo, una muralla, el antiguo Hospital de San José, hoy sede de una galería de arte, el Centro de Interpretación de la Historia, iglesias, palacios, casonas…

Pero Ledesma es una maravilla en su conjunto, con muchas sorpresas, como las reliquias de los pastores que adoraron a Jesús en el portal del Belén. Restos santos que fueron traídos a Bletisa (que así se llamaba en tiempos medievales) por Cruzados que participaron en las campañas de Jerusalem.

Cuenta la leyenda que los restos custodiados en esta iglesia, procedentes de la parroquia de San Pedro, pertenecieron a los Santos Pastores que adoraron al Niño Jesús en BelénIsacio, Josefo y Jacobo. Restos de unas reliquias cuyo origen sigue siendo una incógnita, pero que, como han recogido las crónicas a lo largo de la historia,  traídos por un caballero natural de la villa, desde Tierra Santa hasta Ledesma, cuando en el siglo XI los cruzados ocuparon Jerusalén. Durante siglos han permanecido cobijados por los muros, llaves y cerrojos del templo, en una antigua arqueta de madera.

Orgulloso de su hallazgo, el caballero cruzado decidió regresar a su villa natal para que estas reliquias fueran veneradas. Así lo refleja el primer cronista de Ledesma, el entonces arcipreste de Toledo, quien constata en varios documentos la presencia de estos restos en la localidad. ¡Los pastores de Belén! La noticia se propagó más rápido que el avance de los ejércitos durante las cruentas contiendas bélicas de las Cruzadas. Y llegó a oídos del Papa Inocencio XI, quien concede el privilegio para formar una cofradía que salvaguardase tan peculiar tesoro en la iglesia de San Pedro de Ledesma. No obstante, otra leyenda atribuye estos huesos a dos pastores a cuya muerte comenzaron a tañer de forma milagrosa las campanas de la iglesia de Santa Elena, aunque esta historia tiene mucho menor arraigo entre los ledesminos.

Lo cierto es que desde entonces Ledesma cuenta con unas reliquias que se encontraban custodiadas por una reja en la antigua iglesia de San Pedro, ya desaparecida. Incluso se mandó fabricar una arqueta para lograr una mayor protección de los restos y evitar así su deterioro. Posteriormente, tras la destrucción de esta iglesia, fueron trasladados al nuevo templo de San Fernando, en el barrio de Los Mesones. Allí permaneció el cofre desde finales del siglo XIX, incluso oculto durante varios años hasta que se volvió a descubrir hace tres décadas después de unas obras de reforma.

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Una artesanía “redonda”

La actividad artesana sigue muy viva en Ledesma. Sus afamadas rosquillas, pequeñitas y redondas, son las mejores defensoras de la tradición y de todo aquello que sale del trabajo que se hace con las manos. Y para que el turista pueda apreciar esta dulce labor, también se pueden visitar los obradores y participar en uno de sus talleres.

A este plan viajero sólo le falta ponerle fecha. Mientras Ledesma seguirá guardando su historia y protegiendo su rico patrimonio para que nada se pierda.